Considero que muchos conocen la historia en donde Jesús de Nazaret es puesto a prueba por los fariseos y escribas de su época, quienes colocan ante él, la posibilidad de su juicio, un dilema moral protagonizado por una mujer adultera y que se narra en el evangelio de Juan. Descubramos a partir de esta escena algunas características de una persona despierta o dormida.

1. En primer lugar, las mentes dormidas siempre están con la expectativa de probar algo, de tener la razón y discutir si es preciso constantemente para convalidar sus argumentos y debatir para demostrar la falsedad de otros. Hecho que podemos comprobar fácilmente si analizamos y escuchamos un debate político presidencial. En este pasaje los fariseos y escribas le tienden una trampa al Maestro, pues consideran erróneamente que Jesús tiene una mente dividida y aprobará la ley de Moisés por encima de la vida de la mujer. Jesús sin embargo, los lleva a un nuevo nivel de existencia, más allá de las creencias y doctrinas religiosas creadas por la mente dormida que ha dividido en bien y mal el mundo y que además, oculta detrás de ese aparente convencionalismo bienaventurado, la existencia de una figura de autoridad también dormida.

2. Quien despierta no está sujeto a una religión, sino unido a un estado superior de espiritualidad. Por esa razón, Jesús no aprueba ni descalifica la intención de los escribas y fariseos, sino que los invita a llegar a una conclusión más elevada aun, dándole plenitud a la ley misma; lo cual significa que le concede en la práctica un nuevo nivel de comprensión. Por esta razón, dejando sus piedras nuevamente en el piso se retiran uno a uno comenzando por los ancianos, que seguramente pudieron por un instante breve ver la gravedad de lo que pretendían.

3. Por esta razón, he enseñado en varias ocasiones, que “la religión es como un puño (mano cerrada) y la espiritualidad una mano abierta.” El puño puede tocar la puerta, pero es la mano abierta quien la abre. Una expresión para indicar que si Jesús se hubiera inclinado por cumplir la ley hubiera terminado siendo cómplice de un homicidio (bueno) y si negara abiertamente el hecho del adulterio por salvar la vida de aquella mujer de quien no mencionan su nombre, cómplice y apostata (malo). En este sentido la división de la mente dormida terminaría observando como bueno la muerte y como malo el perdón y la misericordia. “Misericordia quiero, no sacrificios”.

4. Ahora bien, si el mundo lo dividimos en bueno y malo, ¿quien y con qué autoridad lo determina? ¿Cuáles serán las condiciones en cada uno de los casos? La conciencia de Jesús evita el juicio del dilema y en cambio obra de forma correcta. La mente dormida se deja llevar del legalismo y del ego al considerar a unos pecadores y a otros santos.

5. La mujer quien obra de esa forma (equivocada) está también en oscuridad, pero es de alguna forma rescatada por la luz que se emana de la presencia de Jesús. Sin embargo, es invitada a no volver a caer en ese tipo de situaciones que ponen en evidencia su mente dormida. Vete y en adelante no vuelvas a pecar…esta expresión exige nacer de nuevo, pasar por el ojo de aguja, despertar, exige conversión, exige la renovación de los pensamientos. La mujer recibe la oportunidad de volver a darle un nuevo significado a sus acciones. Frente al maestro todos recibimos una nueva oportunidad, pero nos exige una transformación.

6.Debemos estar atentos y vigilantes ante el tipo de expresiones que dicen:según tal autoridad, sujeto, personaje, que de alguna forma encarna la verdad absoluta acerca de algo. Por declaraciones como estas se cometen toda clase de barbaridad y crímenes, expresiones como: según las escrituras, todas estas pueden ser manipuladas con intereses que no están en la dirección de una conciencia despierta y en unida a la fuente de Aquel que en su voluntad es buena, agradable y perfecta.

En conclusión, estar despierto es cada vez más un imperativo que puede conducir a la humanidad a nuevas formas de interacción y cuidado de sí misma. Necesitamos que las escuelas, universidades y centros de formación se sintonicen con esta necesidad de ayudar a las personas a elevar su estado de conciencia, que se enseñen habilidades de autoobservación, compasión, cuidado de la vida. Jesús nos hace reconocer en su sabiduría de maestro que las percepciones con las que juzgamos la realidad siempre obedecen a una interpretación interna y no una circunstancia externa. Por esa razón, para ver distinto debemos ser transformados desde adentro que es el lugar de donde sale toda clase de engaño y oscuridad que hace daño al mismo hombre.