El dolor con su pedagogía contiene en su interior, en ocasiones, formas irracionales de conducirnos a la mejor versión de nosotros mismos.
Tomado del libro. El Discípulo de la Aldea
El ser humano experimenta el dolor en su condición biológica y psicológica, como una campana de alerta que le indica que algo en su funcionamiento no opera de acuerdo con uno de sus sistemas. Por ejemplo: una dificultad respiratoria podría indicar insuficiencia cardiaca debido al exceso de colesterol en la sangre o algo parecido, un médico experto podría establecer las causas de acuerdo con la sintomatología. Es decir, que el dolor es una especie temprana de alerta y vigilia acerca del cuerpo y su salud.
Por otra parte, también el dolor asumido desde otras perspectivas puede ser un canal a través del cual se inicie un despertar de la conciencia y del espíritu. Es decir, que hay dolores que no deben evitarse, sino comprenderse, y al darnos cuenta de esa naturaleza podemos tener un poder sobre ellos. Existen por ejemplo dolores relacionados con el pasado que al comprenderse se desvanecen, trayendo al alma paz y serenidad. Despertar es comprender.
El dolor no está en nuestra biología para hacernos daño, sino para servirnos de puente y despertar; pero la mente lo manipula para obtener algo que ella desea. Ahora bien, una mente dormida ante el dolor produce sufrimiento y con el, se desencadena una perturbación que mengua la existencia misma. Los sistemas económicos y políticos utilizan el dolor y desencadenan sufrimiento para dominar las masas, para condenar al mismo hombre a un circulo vicioso de males que lo enajenan y destruyen. Caso contrario puede ocurrir, cuando la mente está despierta, pues piensa las causas y busca las posibilidades para entender y se libera. Tal vez fue esta la razón por la cual los estoicos y epicúreos de la antigua Grecia, recomendaban a sus discípulos que no todo dolor debe evitarse, porque algunos de ellos traían consigo la comprensión de una verdad más elevada.
¿Cuánto dolor debe entonces soportar un ser humano o una cultura entera para despertar?
Pero NADIE QUIERE SENTIR DOLOR y la mente dormida le huye a esta experiencia por el poder que representa desde la biología para indicarnos que es tiempo de despertar. La mente puede en su defensa utilizar ese dolor para causar miedo en el ser humano y esclavizarlo; también con el dolor una mente puede desencadenar una lucha social, un momento de gloria, un despertar.
En conclusión, podemos sentir el dolor desde la mente dormida o despierta, lo podemos experimentar desde la consciencia y el espíritu, para todo ello, debemos estar despiertos y vigilantes como centinela en la noche. El dolor es pedagogía de nuestra propia naturaleza que en ocasiones contiene en su interior un método irracional para educarnos acerca de lo fundamental, acerca de lo trascendente, en fin, acerca de nosotros mismos.